Contar cuentos a los niños es una actividad enriquecedora tanto para el adulto como para el niño. Aquí te ofrezco algunas estrategias para hacer de la narración una experiencia memorable y educativa.
Elige el cuento adecuado
Asegúrate de que la historia sea apropiada para la edad y los intereses del niño. Los cuentos deben ser atractivos y fáciles de seguir para su grupo de edad. Por ejemplo, si le estás contando un cuento a un niño de un año, elige historias con colores vibrantes y personajes simples, como el libro de «El Pollo Pepe». Para un niño más mayor, opta por cuentos con tramas más complejas y personajes que puedan identificar, como la Colección de Anna Kadabra.
Prepara la lectura
Familiarízate con la historia antes de contarla. Si es posible, léela varias veces para comprender bien la trama, los personajes y los puntos clave.
Crea un ambiente cómodo y tranquilo para leer
Puede ser un rincón de lectura acogedor con almohadas y mantas en casa, un parque en donde no haya mucho bullicio, o simplemente un lugar donde ambos os sintáis relajados y sin distracciones.
La comodidad y la ausencia de distracciones ayudarán a que el niño se sumerja en la historia.
Usa la expresión vocal y corporal
Cambia tu entonación para dar vida a los diferentes personajes y sus emociones. Puede experimentar utilizando tonos más altos para expresar momentos de alegría y tonos más bajos para momentos misteriosos, o suaviza tu tono para momentos tiernos y eleva la intensidad para escenas emocionantes.
Utiliza gestos y expresiones faciales para representar la historia. Por ejemplo, agita las manos para describir un bosque o frunce el ceño para expresar un momento de tensión. Esto ayuda a mantener la atención del niño y hace que la narración sea más atractiva.
Involucra al niño en la historia
Haz preguntas durante la lectura para involucrar al niño. Un excelente libro para poner en práctica este enfoque interactivo es el libro de «Donde viven los monstruos« de Maurice Sendak. Durante la lectura de este libro, puedes hacer preguntas, como «¿Qué crees que Max va a hacer ahora que está en la isla de los monstruos?» o «¿Cómo te sentirías si fueras Max?». Esto estimula la imaginación del niño, su comprensión y fomenta su participación activa en la historia.
Usa imágenes y ayudas visuales
Si el libro tiene ilustraciones, señálalas mientras lees el libro para enriquecer la narración. Deja que el niño observe las imágenes y hable sobre ellas. Puedes preguntar al niño qué detalles le llaman la atención de las imágenes y cómo creen que se relacionan con la historia. Esto ayuda a desarrollar la comprensión visual y narrativa.
Haz que la lectura sea interactiva
Permite que el niño participe. Podéis repetir frases juntos, hacer sonidos de animales o personajes, o incluso contar partes de la historia con vuestras propias palabras. Esto convierte la lectura en una experiencia activa y divertida. Un libro perfecto para imitar los sonidos de diversos animales, como el rugido del tigre o los chillidos del mono, es el cuento «¿A qué sabe la luna?» de Michael Grejniec.
Fomenta la reflexión post-lectura
Después de terminar la historia, pregunta al niño cuáles fueron sus partes favoritas, qué es lo que menos le gustó o pregunta sobre las lecciones o mensajes que aprendió de la historia. Esto no solo refuerza la comprensión, sino que también estimula la reflexión crítica.
Sé consistente
Trata de establecer un horario habitual para leer cuentos, como por ejemplo, antes de dormir. La consistencia crea una rutina reconfortante para el niño y fomenta el hábito de la lectura.
Disfruta el momento
Lo más importante es disfrutar del tiempo juntos. Muestra entusiasmo mientras lees la historia. Sonríe, utiliza entonaciones emocionantes y comparte tu propia emoción sobre la trama. Tu entusiasmo por la historia y por compartir ese momento con ellos es contagioso.
Recuerda, contar cuentos no es solo leer palabras en una página, es una oportunidad para explorar nuevos mundos, estimular la imaginación y fortalecer el vínculo entre tú y el niño.
Los cuentos infantiles son una puerta a un mundo de aprendizaje y diversión. A través de ellos, los niños no solo disfrutan y se entretienen, sino que también adquieren habilidades valiosas para su desarrollo integral. Recordemos que cada cuento es una aven